sábado, 18 de enero de 2020

Cubo de espejos

Henry entraba en una cúbica y curiosa habitación donde el metal tan finamente pulido de su interior hacía que quien se ubicara en el centro se reflejara por mil en todas las direcciones como en la casa de los espejos de las ferias.

Ahí estaba ella en el centro de todo el lugar, Alison, la chica cuyo cabello rojo resaltaba en su piel tan clara y cubierta sólo por un pequeño arnés negro que la recorría como un exoesqueleto creado para el deseo mientras ella se encontraba sobre una púrpura y cómoda cama para dos como único objeto adicional.

Alison no se andaba con juegos e invitaba a aquel tímido pero muy apuesto hombre de cabello y traje negro de corbata, todo en un aspecto tan monocromático en contraste con el rojo cabello de su anfitriona a descubrir lo que se reflejaría esa noche a través de esos espejos de metal.

Cada vez más cerca y más rápido que las manos, los labios de ambos eran ese primer paso espacial de cálido y húmedo jugueteo, esas bocas que disfrutaban el sabor del otro, del aliento del otro y pequeños jadeos mutuos. Las manos de ambos entraron finalmente al juego, ella con gran destreza y habilidad le quitaba la corbata, abrigo, camisa y estos caían al piso mientras ella lamía y besaba el perfectamente tallado abdomen de su invitado. Henry tomaba entre sus manos los hermosos pechos de ella, separados por la "Y" que formaba el pequeño atuendo que Alison usaba pero que logró el cometido de emocionar físicamente a Henry para que ella quisiera palpar esa enorme emoción que él no podía ocultar.

Ella con la gran habilidad en sus manos bajaba la cremallera del pantalón de su hombre y con esa misma habilidad lo estimulaba suave y despacio por un rato hasta empezar a sentir como Henry empezaba a lubricar y ella se dispuso a saborear con su boca y lengua un poco de su jugo, así hasta que Alison se tumbó de espaldas para que ahora Henry devolviera el oral favor.

La jornada continuaba con una literal cabalgata a otro universo, Alison tomando las riendas sobre aquel sujeto que se dejaba llevar por el movimiento de sensuales caderas de esta hermosa mujer agitándose más rápido mientras él solo podía alternar entre caricias a esos pechos deliciosos y agarrando el trasero de su amada para rematar con nalgadas.

La cabalgata cambiaba de rol cuando el por detrás la tomaba, besando su oreja, cuello y espalda en principio para después hacerle sentir su enorme virilidad, lento al principio pero cada vez aumentando la velocidad a la vez que la temperatura corporal y ritmo cardíaco de los dos aceleraba mientras los dos cuerpos se reflejaban en las cuatro paredes de metal tan brillante presenciando como de Henry brotaba con fuerza su deseo por Alison y ella en un gemido intenso respondía a su orgasmo empapada, agitada y agotada, mientras estos dos amantes iban desfalleciendo en el centro de esa cúbica habitación de metal en el silencio y placer absoluto.

miércoles, 8 de enero de 2020

Noche de cacería

Una ráfaga de disparos y los no muertos caían como moscas en esa noche de terror, posteriormente las dos sombras causantes de esta hazaña encontraron refugio en un viejo edificio para resguardarse un rato. León se sentaba en un cómodo sillón mientras recargaba la munición de su Magnum, Ada lo miraba con sus hermosos ojos mientras se ponía delante de él, al verlo sus manos no podían evitar acariciar lentamente su escultural cuerpo cubierto por ese delgado vestido rojo escarlata que despertaba mucho deseo, se sentaba encima de aquel hombre que en su primera noche como policía casi da la vida por ella, Ada desabotonaba la púrpura camisa del agente mientras sus labios se encontraban uno al otro, mojándose mutuamente con sus besos, ella acariciaba su abdomen perfecto y transpirando mientras León le quitaba a ella la parte superior de su vestido dejando los hermosos pechos de la espía al descubierto para besar y chupar sus pezones, ella acostumbrada a tener entre sus manos armas de buen tamaño, esta vez sostenía y acariciaba el bulto erecto de León, masturbandolo y estimulandolo mientras el reaccionaba mordiendo suavemente a Ada en sus senos al igual que apretándole su redondo culo, ella se agachó para desabrochar el negro pantalón de León y devorarle el miembro con avidez lamiendo su glande y succionando hasta el fondo mientras el solo jadeaba y se dejaba llevar.

Aquel piso del seguro edificio era acogedor mientras tenían al fuego de las ventanas como testigo, pero no era tan candente como el fuego que Ada al quitarse totalmente su vestido sentía entre sus piernas cuando León le daba cada centímetro de su enorme virilidad haciendo que la chica oriental se pusiera más cachonda y húmeda al tiempo que ponía una expresión tan dulce como a la vez erótica que provocó en León ganas de mover sus caderas más rápido embistiendo a su amante de piernas espectaculares hasta descargar todo su jugo sobre ella y convertir una noche de pesadilla en un momento de ensueño mientras tomaban fuerza y sus armas para seguir con la sangrienta cacería.